La escuela, mucho más que un lugar de aprendizaje
MADRID, ESPAÑA, 23 DE SEP.- El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la Agenda 2030 establece las metas propuestas a nivel mundial en materia de educación: garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, además de promover las oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos de aquí a 2030.
Sin embargo, según cálculos de la UNESCO, hay a través de todo el mundo 23,8 millones de niños, adolescentes y jóvenes, desde la educación preescolar hasta la superior, que corren el riesgo de no regresar a la escuela en 2020, y entre estos figuran 11,2 millones de niñas y mujeres jóvenes.
La pandemia supone una catástrofe generacional para los países en vías de desarrollo, que hace retroceder decenios y exacerbar las desigualdades ya profundamente arraigadas. Con la intención de mitigar sus efectos, los gobiernos se han visto obligados a activar el botón “emergencia”, proponiendo unas acciones que aseguraran que los derechos de la infancia no se vieran mermados.
En algunos casos, ha acelerado medidas largamente postergadas de cara a la digitalización; en otros, la mayoría, se ha enfrentado a una realidad compleja llena de matices que necesita tiempo de reflexión. ¿Qué dimensiones son prioritarias para asegurar el derecho a la educación? ¿Y cuáles son las limitaciones de la educación digital y cómo podrían transformar la educación del futuro?
Emergencia versus pedagogía en la educación
Hoy las experiencias y aprendizajes construidos durante las últimas décadas acerca de las posibilidades y limitaciones de la educación a distancia nos interpelan más directamente que nunca. Educar sin presencialidad, sin horarios fijos y sin la proximidad de los cuerpos es condición de este nuevo escenario.
Pero este camino está plagado de minas. En primer lugar, porque no todos los niños y niñas tienen las mismas oportunidades. La posibilidad de acceder a educación remota no es igual para todos. Al ser la educación a distancia la única alternativa para mantener la continuidad de los aprendizajes, las diferencias en las posibilidades de concretar y aprovechar estas herramientas quedan al descubierto.
En segundo lugar, porque limitarnos a dar acceso a los dispositivos digitales y conectividad no es suficiente para garantizar la educación. La digitalización permite imaginar una escuela que multiplica las posibilidades de enseñar y aprender, pero será la pedagogía la que pueda dotar de sentido a las herramientas digitales.
Solo la pedagogía podrá ponerlas al servicio de la planificación, de la evaluación significativa, de las secuencias didácticas, de la selección de contenidos y de las actividades. Es la pedagogía y la capacidad de adquirir habilidades lo que permitirá a los estudiantes hacer un uso adecuado del tiempo que pasan conectados.
Y son los profesores, el capital humano, el que debe estar capacitado y entrenado para que sus alumnos aprovechen las herramientas que tienen a su alcance. El problema es que, ante una emergencia, se prioriza el acceso frente a la calidad de la enseñanza. Y por eso, el verdadero reto en los próximos años será potenciar la formación en metodologías digitales.
La escuela no es sólo un lugar donde adquirir conocimientos. Para muchos niños, la escuela también es un lugar donde reciben alimentos y espacios seguros donde crecer y enfrentarse al mundo desafiante de ahí fuera. Es allí donde se desarrollan habilidades sociales, afinidades con otros compañeros y profesores, y donde todos los niños deberían descubrir su “propósito”. Como decía Gabriel García Márquez, la escuela debería servir para descubrir el juguete que cada niño lleva dentro.
Mensaje CMT
Congregación Mariana Trinitaria ha iniciado proyectos encaminados a favorecer el acceso de los estudiantes a las nuevas tecnologías, como el Programa de Aportación Solidaria, que dota a través de subsidios de insumos tecnológicos que permiten reforzar las actividades académicas, como: computadores, tabletas o laptops, conectividad y enlaces de voz y datos.
Pero somos conscientes que el entorno educativo es fundamental para el buen desarrollo del alumno. Por eso, hemos reforzado los subsidios para el momento en que se autorice el regreso a clase. Entre esas acciones se encuentran la mejora, construcción y equipamiento de espacios sanitarios e infraestructuras que garanticen el acceso humano al agua de calidad.
Al mismo tiempo, queremos investigar nuevos modelos educativos donde se aborde la adaptabilidad de los pedagogos a las nuevas tecnologías y desarrollar espacios de reflexión en torno a los próximos desafíos. Buscamos alianzas con otros socios que busquen soluciones sostenibles como nosotros. ¿Hablamos?