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En 5 años, la chatarra electrónica alcanzará los 75 millones de toneladas

PACHUCA DE SOTO, 16 ABR/NEWS HIDALGO/.-  “Cada año se generan casi 65 millones de toneladas de chatarra electrónica, pero solo el 17 % puede reutilizarse. Este porcentaje representa una oportunidad para fabricar dispositivos de laboratorio accesibles y de buena calidad”, mencionó Josué Esaú Muñoz Pérez, egresado del Doctorado en Ciencias de los Materiales por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).

Explicó que, mientras cursaba el doctorado, impulsó la creación del proyecto “De la basura al banco de pruebas”, con el objetivo de reutilizar desechos electrónicos y material obsoleto para desarrollar equipo de laboratorio completamente funcional. Dado que se prevé un aumento de la chatarra electrónica a 75 millones de toneladas en los próximos cinco años, esta situación representa un reto considerable en los ámbitos social y ambiental.

No obstante, Muñoz Pérez consideró que este escenario también representa una oportunidad para impulsar el
desarrollo tecnológico mediante proyectos científicos enfocados en la creación de equipo especializado, utilizando materiales accesibles y sustentables. “Con este trabajo, fortalecemos áreas de investigación como los materiales avanzados, al producir dispositivos especializados adaptados a las necesidades de las unidades científicas”, afirmó.

“Estamos en un punto de no retorno en materia ambiental. La descomposición de los aparatos electrónicos es mucho más lenta que la de los plásticos y, en el proceso, liberan sustancias tóxicas que afectan al ecosistema. Es fundamental fomentar una cultura de reciclaje en torno a estos equipos, alargando su vida útil en beneficio de la comunidad científica y facilitando el acceso a estos aparatos a más sectores de la población”, añadió el doctor en Ciencias de los Materiales.

En ese sentido, compartió que ya se han ensamblado equipos utilizando piezas recicladas, entre los que destacan un aparato de recubrimiento con aerosol, un espectrómetro de ultravioleta visible (UV-VIS), una máquina de recubrimiento por centrifugación y un rotavapor. Cabe destacar que algunos de estos equipos tienen entre 40 y 60 años de antigüedad, sin embargo, gracias al reciclaje, fue posible rehabilitarlos y hacerlos completamente funcionales.

“El objetivo general se cumplió. Ahora el reto es crear nuevos equipos con una estructura más robusta. Con el
conocimiento adquirido podemos desarrollar dispositivos de mayor impacto, como un microscopio. Sin embargo, esto requiere un esfuerzo continuo, especialmente en la conservación de componentes que son difíciles de obtener.

Considero que este proyecto puede ser la base sobre la cual se desarrollen muchos más”, señaló el doctor Garza.

Destacó la importancia del trabajo multidisciplinario, ya que los desafíos actuales requieren soluciones que provengan desde diversas perspectivas y áreas del conocimiento. Además, subrayó que este tipo de investigaciones despierta el interés social, lo que podría motivar a más jóvenes a no solo cursar una licenciatura, sino también a continuar con estudios de posgrado.

“Como universitarios, debemos fomentar investigaciones que tengan un impacto real en la sociedad. La creación de nuevos conocimientos no solo es útil para futuros proyectos, sino también una manera de dejar un legado para las futuras generaciones. El propósito de la ciencia debe ser mejorar el entorno y ayudar a los demás. Creo que, para lograr nuestros objetivos, lo único que necesitamos es imaginación y un destornillador a la mano”, concluyó Josué Esaú Muñoz Pérez.

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