Hábitos saludables disminuyen riesgo de insuficiencia renal
GUADALAJARA, 26 Mar .- La Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) resaltó la importancia de seguir ciertos hábitos y cuidados preventivos para disminuir la posibilidad de padecer la Insuficiencia Renal Crónica (IRC), enfermedad con alto costo social y económico para el paciente, la familia y las instituciones.
De acuerdo con especialistas del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos de Jalisco (CETOT), las causas para desarrollar IRC son diversas, algunas adquiridas y pueden prevenirse; otras son congénitas e incluso detectables desde el embarazo y en los primeros años de vida.
En un comunicado, informaron que la primera causa de enfermedad renal en los niños, que representa hasta un 33 por ciento del total de los casos, es la malformación del tracto urinario o la displasia (desarrollo anormal del tejido renal) que se registra entre el segundo y tercer mes del embarazo.
El ultrasonido obstétrico a la semana 20 de gestación ayuda a detectar la deformidad y una vez que el bebé nace debe ser atendido por un especialista urólogo pediatra o nefrólogo, esta acción temprana puede disminuir la posibilidad de progreso a falla renal terminal.
La segunda causa de daño renal son las enfermedades primarias o hereditarias del riñón, las cuales se presentarán en la etapa de preescolar y escolar, en algunas ocasiones no presentan síntomas, y la forma de detectarlas es en un examen general de orina o la toma de presión arterial.
No menos importante como causa de IRC es el abuso de fármacos, especialmente medicamentos antiinflamatorios, que ocasionan cambios en la circulación renal, lo que impacta directamente debido a la baja oxigenación en los riñones y de ser repetitivo genera daño crónico.
De ahí la importancia de no automedicar a los menores de edad y ante la sospecha de cualquier enfermedad acudir al pediatra o médico general para que sea quien prescriba el tratamiento adecuado.
La enfermedad renal es silenciosa, por lo que se recomienda realizar al nacimiento un examen general de orina, la medición de una creatinina y un ultrasonido renal, y con ello constatar la función renal normal.
Es importante repetir a los tres años los estudios de creatinina y el examen general de orina, si éstos estuvieran alterados, el pediatra o médico general debe enviar al niño con el especialista, lo que permitirá una intervención temprana de la enfermedad con un diagnóstico y tratamiento oportuno.
Se debe vigilar al niño y ante síntomas como escapes urinarios nocturnos, necesidad muy alta de tomar agua, orinar demasiado, orina demasiado espumosa, infección urinaria o fiebres no determinadas, así como retraso o detención del crecimiento, acudir a consulta, pues podrían ser indicativos de alguna enfermedad urológica o renal.
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